Valverde : un hierro charro emblemático exiliado a Francia

Fred Do Soito, con el mayoral Jean Pierre Odet

La primera cosa que hizo el nuevo ganadero fue retentar la totalidad de las madres de la ganaderías, de las cuales desechó el 40% para conservar unas 50 hembras. Viendo como se quedaba con muy poco ganado con el que reconstruir las bases de la ganadería, decidió buscar alguna fuente a partir de la cual iba a poder refrescar la sangre adquirida con el hierro de Valverde. Fue entonces cuando compró treinta vacas aprobadas, todas extremadamente serias, al Conde de la Corte. Con las cincuenta vacas de Valverde que se salvaron tras la rigurosa retienta, Couturier compuso dos lotes a las cuales echó su respectivo semental.
En lo que se refiere a los padres condesos de la bravura de Valverde, el nuevo ganadero optó por una solución radical : al no tener datos acerca de los criterios de selección de los últimos responsables de la ganadería de Valverde, quiso seleccionar con su propio criterio los toros que iban a padrear. Uno de los sementales de Valverde se mató al poco tiempo después de llegar de las tierras salmantinas. El segundo de los sementales era un cinqueño que no había sido tentado y que había cubierto las hembras durante dos temporadas. Al no poder comprobar la calidad del toro, Couturier lo incluyó en el lote que se lidió en Châteaurenard durante la temporada 2012.
Para no perder tiempo, Jean-Luc Couturier buscó más sementales que pudieran refrescar la ganadería, aportar fortaleza y casta, trapío y seriedad. Por ello, trajo de Vejer de la Frontera nada menos que nueve cuatreños de El Torero, procedentes de la rama Conde de la Corte, de los cuales cuatro se aprobaron y los demás se vendieron a otros ganaderos de la zona. Otro toro, esta vez de Albarreal, participó en la reconstrucción de la ganadería de Valverde. Cabe comprobar si ligan los sementales seleccionados por el nuevo criador.
Hasta ahora, la ganadería de Valverde ha lidiado cuatro corridas de toros con bastante éxito en plazas francesas, además de varios toros y novillos sueltos. Uno de ellos fue premiado con la vuelta al ruedo en Alés en mayo del 2015, permitiendo a la ganadería obtener el premio otorgado a la mejor corrida de toros de la temporada en el sureste de Francia. En 2017, Valverde lidiará por tercer año consecutivo en su feudo francés.
El reto de Concha y Sierra
Una vez comprada la ganadería de Valverde, Jean-Luc Couturier siguió su periplo taurino por tierras andaluzas en busca de sementales que pudieran servir para reconstruir dicha vacada. Fue entonces cuando se puso en contacto con la familia García Palacios, dueña del legendario hierro de Concha y Sierra. Cuando uno los representantes de la ganadería afincada en la sierra de Aracena le propuso a Jean-Luc comprar el hierro de Albarreal, éste le contestó, contundente y audaz, que lo que quería comprar era el hierro de Concha y Sierra. Cuando le contestó el que todavía dirigía la ganadería que ésta no tenia precio, replicó Couturier que ése no era el problema. Sin embargo, la familia Garcia Palacios estaba poco dispuesta a vender el fruto de muchos años de trabajo.
El hombre de negocios francés relata el desarrollo de las negociaciones, sentado un ancho sofa del salón de la finca. Se escuchan sevillanas rocieras, como música de fondo en el salón. Añade Jean-Luc lo siguiente : « Propuse un precio y encendí un puro, de esos grandes. Le dije a mi interlocutor que cuando se acababa el puro me iba. Tras consultarlo con su familia, llegamos a un acuerdo económico. Traje a Francia la totalidad de las vacas de vientre con sus crías, unos añojos para erales, dos sementales. Los novillos quedaron en posesión de la familia García Palacios hasta finalizar la temporada. Entonces me llevé los últimos machos que quedaban y que no se habían lidiado. De hecho, los seis novillos que quedaron los estoy preparando para lidiarlos en corrida de toros durante la temporada 2013. Conservaré la ganadería de Concha y Sierra tal y como la llevaron sus antiguos propietarios y no la mezclaré con ningún otro encaste. Ya se experimentaron cruces (1981) cuando poseía la ganadería Miguel Baez « Litri » y los resultados no fueron satisfactorios. De hecho, los hijos nacidos del cruce se vendieron y se eliminaron hace ya tiempo ».
Jean-Luc Couturier tiene claro lo que pretende hacer con este hierro. ” Nuestro objetivo consiste en mantener y preservar la mayor diversidad genética de la ganadería. Para lograrlo, hemos puesto en marcha un proyecto que se vertebra en torno a un riguroso estudio de la estructura de la vacada. Estamos probando nuevos sementales y esperamos que, a medio plazo, esta ganadería tenga todas las herramientas necesarias para asegurar su futuro”.
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